Ella y él.


-¿Por qué me miras así?
-¿Así? ¿Cómo?
-Como si me quisieras…
-Pues porque te quiero.
-¿Cuánto?
- No lo sé… pero mucho más de lo que me gustaría
-¿Por qué no te gusta quererme tanto?
-Porque me “descolocas”
-Y ¿no te gusta?
-¿Que me hagas perder el piso? ¡No!
-Mmmh… ¿Te leo la mano?
- ¿La izquierda o la derecha?
-La izquierda
-Está bien. Dime qué ves
-Veo una relación complicada… intensa… veo mucho amor…y miedo…
-¿Todo eso?
-Sí, y un poco más.
-¿Qué más?
-Eso que no quieres decir…
-Está bien. Por cierto, te traje un artículo que leí y me pareció interesante… para ti. De seguro te va a gustar.
-¿Ah sí? Y ¿Por qué habría de gustarme?
-Porque te encantan esas cosas del amor… ¿no?
-Sí, algo hay de eso. ¿Qué dice el artículo?
-Algo de los cuentos de hadas y el príncipe azul que las mujeres siempre esperan… y ¡nunca llega! ¡Jajaja!
-Pues tendré que leerlo para encontrarle lo gracioso.
-Sí, te leo una parte, escucha: “Las relaciones perfectas sólo existen en los cuentos de hadas, los cuales recurren a un truco: mostrar el principio de la relación, nunca el final: se casaron y fueron felices para siempre…”
-Uy, ya veo por qué te gustó. Déjame leerlo a mí… “Sin embargo, nunca hemos sabido cómo le fue a Cenicienta, a Blanca Nieves o a la Bella Durmiente con su respectivo príncipe después de que se besaron..” Mmmh… Yo sí me lo imagino…
-Bueno, me voy. Más tarde me dices qué te pareció. No sé quién es Gaudi Rodríguez, pero ya me cayó bien. ¡Te amo!
-Yo también…

Toda la escena anterior fue real. No al mismo tiempo, no en el mismo lugar… pero tan real como el artículo del que hablan. Si quieres verlo completo, sigue leyendo... vale la pena, sobre todo, luego de estos días en que tanto “amor” nos embriagó hasta la náusea. ¡Gracias Sandra, por compartirlo!
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*Parentalidad
Gaudi Rodríguez Juárez

El amor y los cuentos de hadas
Viernes, 12 de Febrero de 2010


Las relaciones perfectas sólo existen en los cuentos de hadas, los cuales recurren a un truco: mostrar el principio de la relación, nunca el final: se casaron y fueron felices para siempre. Sin embargo, nunca hemos sabido cómo le fue a Cenicienta, a Blanca Nieves o a la Bella Durmiente con su respectivo príncipe después de que se besaron.

En los cuentos de hadas, Cenicienta trabaja incansablemente sin obtener recompensa alguna, es explotada y hasta humillada. ¿Quién la salva y la hace feliz? Un príncipe. Blanca Nieves es envenenada con una manzana ofrecida por una mujer envidiosa de su belleza. ¿Quién la vuelve a la vida? Un caballero, un hombre con caballo, con poder. Parecido le sucede a la Bella Durmiente y a otros personajes femeninos de la literatura infantil.
Los cuentos de hadas, las canciones, la poesía, el cine, etcétera, están cargados de signos y símbolos que se instalan en el alma de los niños y de las niñas, sembrando en unos y otras, las expectativas que posteriormente tendrán acerca del hombre y de la mujer ideal. Afortunadamente, en la actualidad se empiezan a escribir nuevas historias: Mulán es admirada por un guerrero gracias a su valentía e inteligencia combinada con su hermosura; Fiona es atractiva por su sencillez, calidez y alegría, no por su belleza física, la cual finalmente se encuentra debajo de ese cuerpo grotesco (bonita manera de recordarnos que la belleza que perdura está en el interior). Hoy coexisten los cuentos tradicionales que describen a personajes atrapados en roles rígidos y estereotipados, con películas y cuentos nuevos que contienen personajes con roles flexibles, equitativos y sin jerarquías. Lo mismo sucede con las identidades de hombres y mujeres de nuestra época: están en crisis, ambos se debaten entre el machismo y la liberación.

Actualmente los hombres están buscando una compañera que sea incondicional, hábil en lo doméstico al mismo tiempo que sensual, prácticamente, una Cenicienta sexy. Las mujeres están buscando un hombre cuyo talento no sea únicamente el de besar como sucede con los príncipes azules de los cuentos.
Ellos siguen creyendo en los cuentos tradicionales, ellas casi no. Ellas se están dando cuenta que los príncipes azules se destiñen fácilmente, que son apariencia, que están incompletos y no son poderosos por mérito propio sino una extensión de su padre, el rey. Da la impresión de que ellos no se han dado cuenta que cargar con una Bella Durmiente que se instala en la dependencia infantil y en la necesidad de protección eterna, inevitablemente lleva al cansancio, al hastío, al aburrimiento (aunque sea bella la compañera). No existen relaciones perfectas. La perfección es de los dioses y de los personajes de cuentos de hadas. La imperfección es de los humanos, es la que le pone la sal y pimienta a la vida, la que le pone besos, cebolla y pan a las relaciones de pareja.
No se trata pues, de que el otro sea perfecto , se trata de que sea compatible contigo y que te ame, es decir, que decida aceptarte como un legítimo otro en la convivencia diaria.

Felices para siempre no es posible. Intentarlo siempre, sí. Con una persona celosa, controladora y dominante, no. Con una que respeta la individualidad y la libertad, sí.

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