Que en esta primavera florezcamos todas.
Ciudad de México, Jueves 20 de marzo de 2025.
10 am.
Regreso de entregar un pedido de mis chocochispas cookies de masa madre y hago una escala. Un restaurante por el que paso muy seguido y siempre me da "tentación" comer algo de ahí. ¿Por qué? -el restaurante se ve bonito, es de una escuela de gastronomía, por lo que todo es hecho por sus alumnos (con todo lo que implique) y, por supuesto, no es tan costoso, para la zona.
Me paro afuera de "nido taller culinario", aquí, frente al Parque México (otro plus) y veo la carta que está pegada afuera. Por fin decido entrar a probar un tamal verde de lengua, pero como no tomo café, pregunto a la hostess que más podría pedir de beber. ¿Y que creen? Me dice que esa carta no está actualizada y me muestra la nueva. Todo seguía casi igual, menos los precios y, por supuesto, el tamal.
Me recomendó una tosta de jamón serrano con higos y acepté su sugerencia, con la opción de un chocolate azucarado o un chai latte, que también me supo muy dulce. Pero bueno, pasé y me dispuse a tener una cita como hacia años no la tenía: solo conmigo.
Amé que me recibieran con un vaso con agua y una rodaja de limón amarillo. Tenía sed. No me escapé de que me ofrecieran su barra de pan. Sólo había una concha de galleta, una de chocolate, dos roles gigantes super glaseados que están de moda y unos tipos chocolatín, pero rellenos de mermelada de frambuesa y nutella, respectivamente. Vi más inofensiva a la concha de chocolate. Sólo corté un trocito para ver si valía la pena y el resto lo guardé para compartir en casa. Sí. De una concha, generalmente comemos los cinco y, esta, valía la pena compartirla.
Tomé fotos de todo, obvio. Quise dejar de lado mi celular pero apenas lo conseguí unos minutos, mientras tomaba nota para el blog y hacía mi orden de ese "tosta de jamón serrano con un chai". Luego me puse a chismear con mi amiga la güera y me preparé mentalmente para mi primera inyección de terapia de reemplazo hormonal. No me escapé.
Ese diagnóstico de osteporosis lumbar fue determinante. No lo vi venir. Me cuidé de todo: sobrepeso, glucosa, triglicéridos, pero mis hormonas sexuales dieron lo que tenían que dar y ahora necesitan apoyo con urgencia. Mis hijos no pueden negar que los amo hasta los huesos 😅
Pero así es esto de la vida y de ser mujer. Un día escuché a un médico que decía que la naturaleza era cruel con las mujeres... Yo creo que somos nosotras mismas, que estiramos la liga hasta donde ya no pueda más. En fin, no buscaré culpables. Prefiero seguir con la emoción de mi cumpleaños número 47 y la idea de que cada 7 años las células de nuestro cuerpo se renuevan. No recuerdo más atrás, pero a los 35 fui mamá y a los 42, también. Me gusta pensar que con estas situaciones de "crisis o caos" estoy a punto de cerrar un ciclo y abrir otro. Un nuevo comienzo en el que estoy retomando un proyecto que me apasiona: mi venta de postres que nutren, algo que me llena de satisfacción y propósito, sin dejar que los retos me detengan.
Además, quiero aprovechar la energía de la primavera que empieza justo hoy. Es como imaginarme que estoy recuperando ese jardín de mi vida que descuidé un poquito. Pero como tiene buenas raíces, confío en que florecerá de nuevo, cual árbol de jacaranda.
Así que vamos buscando los mejores fertilizantes, sin dejar de escuchar a nuestro cuerpo, sin dejar de hacernos esos chequeos periódicos (especialmente la mastografía y estudios de osteoporosis, por su relación con la menopausia).
Si hay antecedentes de osteoporosis o cáncer de mama, es una señal para empezar a revisarse antes.
Cambios en el ciclo menstrual o molestias óseas pueden ser pistas de algo más grande.
Una mastografía anual a partir de los 40 (o antes si hay riesgo) y un chequeo de densidad ósea pueden prevenir o detectar a tiempo cualquier problema.
La menopausia, aunque sea precoz, puede afectar los huesos y tejidos.
Conocer cómo la disminución de estrógenos impacta al cuerpo, es crucial para tomar decisiones. No le teman a la terapia de reemplazo hormonal.
Por lo pronto, aquí voy. Terminando mi almuerzo y empezando a regar mi amado jardín. ¡Feliz inicio de primavera!
¡Nos leemos pronto!
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