Mi pastel de cumpleaños.
Hace unos días cumplí 40 y, aunque la celebración no fue exactamente como la deseé en algún momento, antes del sismo del 19s, no puedo quejarme. Es más, mal haría en hacerlo.
Y es que en esta sociedad, donde nos hacen creer que fracasamos si las cosas no salen como la planeamos, es bueno tener presente que hay algo o alguien más grande que nuestro pequeño ego y que tiene mejores planes para nosotros, que nosotros.
Por eso mejor acepto, fluyo, suelto y/o transformo lo que puedo cambiar y está en mí, pero desde un lugar más amable y consciente. Sin esa sensación de queja, enojo o frustración que surge como reacción instintiva que -recuerdo- me hacían hervir por dentro.
Además, cumplir 40, no cualquiera. Menos después de la amarga experiencia que nos dejó el sismo hace poco. En verdad, somos afortunados por tener el mérito de estar en esta vida, sanos y completos. Así que no perdí la oportunidad de celebrarlo, con mis padres -que viajaron desde Colima a la CdMx-, mi esposo, mi hija, …
Por eso mejor acepto, fluyo, suelto y/o transformo lo que puedo cambiar y está en mí, pero desde un lugar más amable y consciente. Sin esa sensación de queja, enojo o frustración que surge como reacción instintiva que -recuerdo- me hacían hervir por dentro.
Además, cumplir 40, no cualquiera. Menos después de la amarga experiencia que nos dejó el sismo hace poco. En verdad, somos afortunados por tener el mérito de estar en esta vida, sanos y completos. Así que no perdí la oportunidad de celebrarlo, con mis padres -que viajaron desde Colima a la CdMx-, mi esposo, mi hija, …