Libertad... financiera.





Para mí, la libertad es lo más preciado que posee en la vida todo ser humano; esa capacidad que permite decidir si uno quiere hacer algo o no, siempre cuidando de no afectar la vida de los demás.

En general me considero una mujer libre, pero muy en lo general, porque en lo particular, hay algunas áreas en las que todavía me falta alcanzar esa independencia, por ejemplo, en el rubro del dinero.

Y es que últimamente la vida me ha restregado en la cara cuánta falta me ha hecho una educación financiera y una cultura del ahorro que, lamentablemente, no me enseñaron en la escuela pública y mucho menos en casa, donde lo que mejor aprendí fue que si quería ser una mujer independiente, tenía que trabajar y si quería tener un buen trabajo, tenía que estudiar. Así que eso hice: estudiar y trabajar.

La buena es que, en efecto, el trabajo te da cierta libertad, sobre todo para no depender de un hombre o marido con el que hay que estar por mera cuestión de necesidad económica; la mala es que de alguna manera, te vuelve dependiente de un “Jefe” o “Patrón” que a veces resulta peor que un marido al que hay que aguantar por lo menos, unas ocho horas al día.

Así que como dice el dicho: “más vale tarde que nunca”, hoy, a mis 33 hermosos años me he dado a la tarea de aprender todo eso que me hubiera gustado que me enseñaran de niña, con el único y firme propósito de obtener mi anhelada libertad financiera y generarme una situación en donde pueda vivir sin tener que trabajar o depender de otros (a menos que sea en algo que me guste y por elección propia, no por necesidad) para obtener dinero.

Suena fácil, pero claro que no lo es. Porque además de “estudiarle” y aprender términos, conceptos y vocabulario con el que no estamos familiarizados, también exige disciplina, compromiso y honestidad; un cambio de hábitos, pero sobre todo, un cambio de actitud hacia la vida y el estilo que estamos acostumbrados a llevar.

Cuando uno cambia el “switch” las cosas empiezan a suceder: te encuentras con las personas que saben y pueden enseñarte cómo iniciar, aparecen libros, artículos o reportajes que te orientan, empiezas a tener más control sobre tu dinero, tus tarjetas, tus compras y tus consumos y lo mejor, comienzas a fijarte objetivos más claros con relación al dinero, sin sentirte culpable.

Es verdad, el dinero no lo es todo en la vida, pero aceptémoslo: está presente y es necesario en todas partes (salud, educación, vivienda, alimentos).

Mientras tanto, a seguir trabajando, pero ya no con miras a hacerlo para siempre como única forma para sobrevivir. Yo sí creo que el universo tiene tanto y para todos, que lo único que a veces nos falta es un poco de determinación, conciencia y esfuerzo.

Comentarios

  1. Hola!!!, no había pasado por aquí y me da mucho gusto que hayas vuelto a escribir, aunque ahora cambiaste un poco el perfil ... Y si, hay que ahorrar (postergar el gasto) y después invertir que es un poco más que solo gastar y así no trabajas nada más para pagar los intereses de quien te presta. Es difícil para muchas mujeres controlar esto, sobre todo las tarjetas y es que estas deben ser vistas como un medio de pago y liquidarlo mes con mes y no como una lámpara mágica ... me gusta que lo veas así y esto lo veras con el tiempo con tu familia y tus hijos, siempre menos estresados y teniendo una educación financiera. Felicidades por volver a escribir y por arreglar tus finanzas ;)

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