Confesión de viva voz...
Alguna vez leí que la voz desnuda, delata, habla de cómo somos y cómo estamos.
Si estamos tristes, contentos, sanos o enfermos, nuestra voz nos pone en evidencia, incluso cuando mentimos.
Pero creo que es algo a lo que pocos prestamos atención. Si ya de por sí encontrar a alguien que tan sólo "escuche" es complicado...
La voz no sólo es ese simple sonido que sale por nuestra boca. Implica muchos elementos más que involucran a nuestro cuerpo: la respiración, articulación, músculos, dicción, lenguaje, para dar como resultado esos sonidos que nos permiten comunicarnos. Ese sonido que nos hace ÚNICOS. ¿Te has imaginado cómo sería nuestra vida si no tuviéramos voz?
Yo sí. Pocos saben que hace 12 años tuve que ser sometida a una rinoplastia por un defecto muy simple y común de la nariz que, junto con un problema de reflujo gastroesofágico, estaban afectando mis cuerdas vocales. Casi pierdo la voz y tan sólo la idea de pensarlo, me llevó al quirófano de inmediato. Después de la operación vino la terapia foniátrica y con todo ese proceso, un gran miedo al micrófono que tanto yo amaba, pues era la época en que empezaba a hacer mis pininos como locutora y mi seguridad no era muy sólida que digamos.
Por varios años me alejé del micrófono, refugiándome más en la producción que también me apasiona. Sin embargo, la misma vida ha ido poniendo las pruebas y las oportunidades para enfrentar mis miedos. Así, hace poco más de un año decidí volver al "aire" como un gran reto para mí. El reto no es sólo porque se escuche mi voz bien o bonita, sino por vencer un temor que dejé arraigar en mi interior durante varios años. La forma es simple, pero el fondo no.
Irónicamente, 12 años después el problema de mi nariz regresó: el cartílago que cortaron en aquella cirugía volvió a crecer en el mismo lugar y de la misma manera intenta obstaculizar mi respiración para provocar que respire por la boca.
El reflujo gastroesofágico nunca ha desaparecido. Viene "junto con pegado" con mi gastritis y mi hernia hiatal; son el trío dinámico que busca hacerme ver mi suerte, pero esta vez es diferente.
Ahora soy yo quien envuelve al miedo, quien no está dispuesta a padecer ni una ni dos cirugías y sobre todo, a tampoco dejar perder lo que me quede de voz.
Mientras pueda pensaré, cuidaré y haré escuchar mi voz, pues así como la verdad, la voz nos hace libres...
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