Tas viendo y no ves...
-¿Cómo pueden llamarlos "desquehacerados", "revoltosos", "pejezombies", "perdedores", etc.?
-Oye, no. Corrige: ¿Cómo pueden llamarNOS todo eso y otras cosas más? ¿En verdad esperan que nos quedemos de brazos cruzados, sin hacer nada más que aceptar así porque sí su "elección"? ¿En verdad creen que las miles de personas que marchamos una y otra vez para expresar nuestro desacuerdo, somos "compradas" o venimos aquí sin convicción a "hacer bola"? Discúlpame, pero tendrían que estar aquí para poder juzgar.
En efecto, siempre he dicho que no se vale juzgar sin saber, juzgar sin sentir o, simplemente, juzgar lo que la gente hace en y con su tiempo libre, principalmente. Eso pensaba mientras marchaba por Paseo de la Reforma gritando, escuchando, observando, tomando fotos y, sintiéndome por momentos como personaje de novela de Marcela Serrano, donde no hay protagonista que no sufra por amores, pasiones y hasta decepciones políticas... Y es que no se puede estar aquí, en este País, en esta Ciudad, sin sentir nada. Puede uno decirse "apartidista", pero no "apolítico", porque eso es inherente a nuestra condición humana como seres sociales, conscientes y pensantes. Sí, unos más que otros, pero al final animales políticos, queramos o no.
Cómo podría ser indiferente ante la duda, ante el abuso, la desigualdad; ante la manipulación, ante las imágenes que a diario veo a mi paso y que, hoy, no fueron la excepción.
Abriéndome paso entre las botargas de súper héroes, bicicletas, carreolas, perros, niños, niñas, el anciano que va caminando solo mentando madres contra el PRI, el PAN y Salinas y que la gente juzga de loco... "¿Así terminaremos muchos?" pienso mientras le muerdo a una tlayuda que compré a mi paso y, sigo caminando.
Caminar por entre la gente y observarla debería ser un ejercicio que todos tendríamos que hacer todos los días, principalmente quienes se creen "salvados" o que no les afecta la situación del País; aquéllos que creen que por trabajar en y para el Gobierno (en cualquiera de sus niveles) ya "la libraron".
Entonces comprendí que caminar por esta gran Ciudad es mágico y liberador, porque te das cuenta de todas las posibilidades que tienes, de todas las necesidades que hay (no sólo las propias),de todas las oportunidades. Porque simplemente, te da la gracia de sorprenderte -cosa que muchos han dejado de hacer- Así llegué hasta el Zócalo, sorprendida y encantada de ver al pie del astabandera a un grupo de personas meditando por la paz de México, donde otros hacían sonar los caracoles; otros más vendían lo que su creatividad les daba, donde unos se besaban y abrazaban, pero todos, de alguna manera se expresaban.
¿Cómo no ver eso? ¿Cómo no ver todo lo que somos y hacemos tan sólo en un domingo?
Sí, marcho, expreso mi desacuerdo, pero también soy ciudadana y pago impuestos, cumplo mis responsabilidades, creo en la tolerancia, el respeto, el amor, y en el poder curativo de contar historias.
Lo único que no creo y que no me puedo permitir -al igual que miles y miles más- es que me quieran ver la cara tan descaradamente y se vaya a la basura tanta lucha histórica de este, mi País.
Espero que mis fotos hablen más por mí.
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