El tiempo perfecto sí existe




Raquel a veces me pregunta por qué no tuvo hermanos mayores. Dice que le hubiera gustado y, la entiendo, porque aunque yo no tuve hermanos más grandes, sí tuve y tengo primas con quienes aprendí, compartí y disfruté muchas cosas. 

Creo que el hubiera es el tiempo imperfecto que nos dejaron para hacerlo perfecto, soñando despiertos. Así, hoy habría fiesta en el 272, con el gran ambiente que sólo Moni o P -como le decíamos- sabía hacer y las carcajadas de Tita, bajando las escaleras con pastel en mano para celebrarte. 

No dudo que mi tía Lola hiciera una gelatina de piña con coco y que Guni estuviera asando una carne (aunque yo le preguntaría a mi tía si no hizo pipián, de ese que tengo añossss sin probar)

Y allí estaríamos todos, como en ese pasado pluscuamperfecto, contando historias, anécdotas y chistes entre los primos, los tíos, las tías y toda la chiquillada gritando y corriendo por la calle. 

Seríamos tantos que, no sé cuántas mesas ocuparíamos abajo de la banqueta, cantando las mañanitas dirigidos por Marissa, por tus ¡50 años! 

Extraño tanto todo eso y no sabes cuánto daría porque mis hijos lo hubieran disfrutado como yo; como nosotros los grandes. ¡Qué afortunados hemos sido! 

Por eso, entiendo a Raquel; por eso le cuento historias: cuando imitábamos a Flans, cuando pedíamos posada por el barrio, cuando íbamos al catecismo, cuando rompíamos piñatas, cómo se vivía y se convivía en paz en mi Colima. 

Por eso traigo los tiempos revueltos, porque me resisto a perder esos recuerdos que traigo al presente y me la vivo entre el copretérito y el pospretérito, como en días como hoy. 

Feliz cumpleaños, Coquiro. Mi prima, mi hermana; la tía Coco de mis hijos. 

Las quiero y las extraño a las tres y a todos los demás. Gracias por venir a visitarme y dejarme celebrar contigo a mi manera ♥️


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