Las dos mujeres.
Una vez leí un cuento titulado “Manawee”. Manawee era un hombre que cortejaba a dos hermanas gemelas que había conocido, pero el padre de éstas no le permitía que las tomara en matrimonio hasta que adivinara sus nombres. Él lo intentó repetidamente sin éxito, hasta que un día llevó consigo a su perrito y el perrito vio que una era más guapa que la otra, y que la otra era más dulce que la primera… luego les cuento cómo, pero el caso es que fue el perrito, el que ayudó a Manawee a saber cómo se llamaban las hermanas. El cuento termina cuando Manawee se presenta ante el padre de ellas y al darle sus nombres, se casan y son felices para siempre (con todo y perrito).
Sí, es una historia extraña, sobre todo por eso de las dos mujeres que se casan con un hombre, algo común en culturas polígamas; pero en el cuento es una metáfora que revela un antiquísimo secreto con respecto a las mujeres: “para ganarse el corazón salvaje de una mujer, su compañero tiene que entender al máximo la doble naturaleza de ésta”.
A veces a las propias mujeres se nos olvida que en nuestro cuerpo habitan dos mujeres. Una distinta a la otra; una que se deja ver a diario y, otra, que no es tan fácilmente visible. Una “aculturada”; la otra, totalmente salvaje… Una, que se muestra sentimentalmente más fría, haciendo que, la otra, sea más ardiente… Una, que puede estar alegre, cuando la otra, se pone nostálgica… así somos las mujeres. Somos dos en una.
¿Lo dudas? Colócate frente al espejo y obsérvate, pero obsérvate bien. Verás a la que ves siempre: la que sigue reglas, la que cuida las formas, la que tiene una “educación formal o social”; la que asume roles y cumple horarios. La que deja que los demás la vean.
Pero observa bien. Mira en tus ojos… ahí está la otra. La que hace que te muevas cuando algo te está haciendo daño interiormente; la que te dice “por aquí, por aquí”… la que llora contigo cuando estás a solas, cuando extrañas al verdadero amor. Esa, esa también eres tú.
Ale dos mujeres, si lamentablemente dejamos en muchas ocasiones en el olvido a la que es capaz de curar corazones cuando el suyo esta roto, que bien que nos recuerdes que esta ahí y que es muy importante que cultivemos y mimemos a esa otra que es la mas importante porque finalmente es el motor que nos mueve
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