Muchas historias, una vida.



Veía un video en donde Chimamanda Adichie, una escritora nigeriana muy joven, hablaba del peligro de conocer una sola historia, de lo vulnerables e influenciables que somos, especialmente en nuestra infancia, y de todo lo que tenemos que hacer de adultos, para “salvarnos” de conocer una sola historia sobre cualquier lugar. Yo le agregaría, sobre cualquier persona… sobre nosotros mismos.

Sobre cualquier lugar, porque recuerdo la imagen que tengo de países que, gracias a esa única historia, juzgo y en ocasiones, desprecio. Así como muchos extranjeros –por la misma razón- juzgan y desprecian el mío. Al final, como dice Adichie, “… La cobertura mediática convierte todo en una sola cosa y creer una sola historia, es aceptar a todo un pueblo como una sola cosa, hasta que se convierte en eso”. ¿Es México, todo México y todo su pueblo, tan violento como nos dicen a diario?

Chimamanda habla de la relación que existe entre el poder y contar una sola historia: “…Es imposible hablar de una historia única, sin hablar del poder. Al igual que nuestros mundos económicos y políticos, las historias también se definen por este principio: “Ser más grande que el otro”. Cómo se cuenta, quién las cuenta, cuándo se cuentan, cuántas historias son contadas; en verdad dependen del poder. El poder es la capacidad no sólo de contar la historia del otro, sino de hacer que esa sea la historia definitiva”.

Sobre cualquier persona, porque a veces nos quedamos con lo que otros nos cuentan de los demás, nos quedamos con una sola experiencia de algún momento específico, de alguien que ha sido formado por muchas otras experiencias, por muchas otras historias. “La historia única crea estereotipos y el problema con los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos. Hacen de una sola historia, la única historia. Es imposible compenetrarse con un lugar o una persona sin entender todas sus historias”.

Y sobre nosotros mismos, porque a veces creemos que una sola historia, un solo acto o una sola experiencia nos define. En efecto, las historias importan. Muchas historias importan, pero no para despojar ni calumniar, sino para dar poder y humanizar. ¿Cuántas historias puedes contar de ti? ¿Cuántas historias puedes contar de México?

Al final, una sola historia no nos define.

Por cierto, Chimamanda Ngozi Adichie nació en Abba, estado de Anambra, Nigeria, en 1977. Creció en la ciudad universitaria Nsukka, donde cursó la escuela primaria y secundaria, antes de estudiar Medicina y Farmacéutica durante poco tiempo. Se fue a estudiar a Estados Unidos y se graduó en el Eastern Connecticut State College con summa cum laude en Ciencias de la Comunicación y Política. Tiene un Máster en Creación Literaria de la Johns Hopkins University. En 2005 y 2006 fue Hodder Fellow en la Princeton University, donde impartió clase de Ficción. En la actualidad se desempeña en la Yale University, en donde se especializa en estudios africanos. Divide su tiempo entre Nigeria y Estados Unidos.

Para ver el video: http://www.ted.com/talks/lang/spa/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story.html

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