La recibidera
¿Cuántas veces te han dicho o has escuchado la famosa frase de “Siempre es mejor dar que recibir”? Yo crecí con ella, creí en ella y la practiqué hasta hace poco.
Sí, dar es bien bonito, pero recibir, también. Es más, creo que por eso damos, porque al hacerlo, recibimos algo. Desde un simple “gracias”, hasta una sonrisa, un abrazo, afecto y no sé cuánto más. Por eso ahora digo: ¡Madres que siempre es mejor dar!… el problema, creo, es que no sabemos recibir.
Cierto día leí que una de las razones por las que a algunas personas nos cuesta trabajo recibir, es que nos sentimos indignas o no merecedoras. La verdad es todo un problema que, como muchos, también tiene su origen en la infancia, donde aprendimos que si algo hacíamos “mal”, deberíamos ser castigados. Entonces ya de adultos, el asunto del castigo lo tenemos tan aprendido que si no tenemos a nadie que nos “castigue” cuando cometemos un error o no nos sentimos perfectos, pues lo hacemos nosotros mismos de manera subconsciente, al grado de sabotearnos la vida. ¿Lo has notado?
Lo peor de todo es que la mayor parte del tiempo, ni cuenta nos damos. Caemos en el juego perverso de la mente de “yo no soy digno”, “yo no lo valgo”, “por eso no me puede querer”, “no lo merezco” o en el mejor de los casos, nos apena o avergüenza recibir.
La mente es perversa, sí. Algo en nuestra cabeza nos hace ir por lo negativo, nos hace preocuparnos por cosas que no son importantes y nos jodemos.
No creo que dar sea mejor que recibir, pues una va con la otra. ¿A quién le das si no hay quién reciba? O ¿Cómo le das algo a alguien que no está dispuesto a recibirlo?
Además, con el supuesto de que todo es energía y atracción, dar es poner en circulación y recibir, no dejar que esa energía se estanque. Recibir es dar una señal al universo de que estamos listos para lo que nos corresponde, pero no es algo fácil de hacer, para muchos.
Creo que en el mundo hay abundancia, prosperidad y buena vibra, para todos. Pero no todos están dispuestos a aceptarla. Una buena manera de practicar la recibidera, es empezar a recibir con alegría lo que te den, por pequeño que te pueda parecer. Cuando alguien te haga un “cumplido”, di simplemente “gracias”, ¿para qué devolverlo en ese momento?
Y de vez en cuando, mímate. Cena algo rico, regálate un masaje, haz algo que te haga sentir tan contento, que digas: “me merezco esto y más”.
En twitter: @aletorres78
Sí, dar es bien bonito, pero recibir, también. Es más, creo que por eso damos, porque al hacerlo, recibimos algo. Desde un simple “gracias”, hasta una sonrisa, un abrazo, afecto y no sé cuánto más. Por eso ahora digo: ¡Madres que siempre es mejor dar!… el problema, creo, es que no sabemos recibir.
Cierto día leí que una de las razones por las que a algunas personas nos cuesta trabajo recibir, es que nos sentimos indignas o no merecedoras. La verdad es todo un problema que, como muchos, también tiene su origen en la infancia, donde aprendimos que si algo hacíamos “mal”, deberíamos ser castigados. Entonces ya de adultos, el asunto del castigo lo tenemos tan aprendido que si no tenemos a nadie que nos “castigue” cuando cometemos un error o no nos sentimos perfectos, pues lo hacemos nosotros mismos de manera subconsciente, al grado de sabotearnos la vida. ¿Lo has notado?
Lo peor de todo es que la mayor parte del tiempo, ni cuenta nos damos. Caemos en el juego perverso de la mente de “yo no soy digno”, “yo no lo valgo”, “por eso no me puede querer”, “no lo merezco” o en el mejor de los casos, nos apena o avergüenza recibir.
La mente es perversa, sí. Algo en nuestra cabeza nos hace ir por lo negativo, nos hace preocuparnos por cosas que no son importantes y nos jodemos.
No creo que dar sea mejor que recibir, pues una va con la otra. ¿A quién le das si no hay quién reciba? O ¿Cómo le das algo a alguien que no está dispuesto a recibirlo?
Además, con el supuesto de que todo es energía y atracción, dar es poner en circulación y recibir, no dejar que esa energía se estanque. Recibir es dar una señal al universo de que estamos listos para lo que nos corresponde, pero no es algo fácil de hacer, para muchos.
Creo que en el mundo hay abundancia, prosperidad y buena vibra, para todos. Pero no todos están dispuestos a aceptarla. Una buena manera de practicar la recibidera, es empezar a recibir con alegría lo que te den, por pequeño que te pueda parecer. Cuando alguien te haga un “cumplido”, di simplemente “gracias”, ¿para qué devolverlo en ese momento?
Y de vez en cuando, mímate. Cena algo rico, regálate un masaje, haz algo que te haga sentir tan contento, que digas: “me merezco esto y más”.
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