Descansando haciendo adobes...y pozole

Alguna vez -después de terminar mi licenciatura- me pregunté cuál podría ser el mejor empleo...curiosamente nunca me lo pregunté antes y qué bueno, porque entonces habría seguido mi lógica y no mi instinto. Confío más en este último que, por cierto, hace poco me dio la respuesta.

No, no es el de mamá. Eso es bien pinche cansado y no hay dinero que lo pague. Pero, por nada del mundo me perdería ver a Raquel dormidita a mi lado o descubrir cosas nuevas con ella. Sólo así le encuentro sentido al esfuerzo, desvelos, ojeras, estrés y lo que se acumule de aqui pa'l real en estos lares de mamá.

Lo que sí me ha permitido esta "pausa" laboral que decidí hacer, es el ver mi vida profesional desde otra perspectiva y cuestionarme taaantas cosas que antes era casi imposible darme cuenta.

¿Les ha pasado? ¿Alguna vez se han preguntado por qué estudiaron la carrera que estudiaron? ¿Por qué o para qué han estado en los lugares de trabajo que han tenido? ¿Dónde y por que se han sentido más o menos felices?
Y sobre todo, los jefes que nos tocan...uhh maravillosos o verdugos...nada es casualidad.

A los 15 años tuve mi primer contacto con el mundo laboral. Fui de las afortunadas alumnas de la mejor escuela de radio en Colima (y del país, sin duda, por ello mi gratitud infinita a Don Roberto F. Levy y a Martha Michel). Allí trabajé por 10 años e hice a muchos de mis mejores amigos que aún conservo.

Y eso que alguna vez dije que al trabajo no se va a hacer amigos, pero lo cierto es que el mismo trabajo -queramos o no- nos enseña a ser amigos, compañeros, jefes, enfermeros, psicólogos, maestros, alumnos...a ser más humanos. Al menos eso he aprendido.

Trabajos van y vienen. Y los buscamos a nuestra medida en sueldo, prestaciones, habilidades y hasta horarios. Pero a la gente que nos encontramos en ellos, no y ahí está el verdadero "trabajo", el verdadero valor, lo que nos dará la experiencia cuando lo dejemos. Sí, ando nostálgica-laboral...

Es que está cañón dejar de hacer las cosas importantes para alguien más durante tanto tiempo y de repente ¡zaz! Tener tooodo el tiempo para hacerla de mamá (cosa que no me enseñaron en la escuela, bachillerato, universidad ni maestría) así que me las he ingeniado para ser una simple y mortal ama de casa, afortunada, sí. Sé que en estos tiempos es casi un lujo dejarse mantener (porque reconozco y agradezco que me mantenga mi marido y que en otra etapa de mi vida, mi gran orgullo no lo habría permitido) y aprovechar los ratos "libres" desarrollando facetas de mi vida que no podía ver, como mi chip de emprendendedora, administradora, cocinera, chef, repostera, en fin; el personaje de Cositas del canal 5 de mis tiempos, me queda corta.

Así que aquí me tienen con mis otros dos "hijos" que decidí parir despuecito que mi hija: una tienda de productos orgánicos saludables y otra de postres nutritivos (existen, creánme). Ambas en línea, por ahora, pues en un país donde nos gusta consumir lo de afuera y donde sólo el 2 por ciento de los emprendedores son mujeres, (máxime con hijos) lleva su tiempo darle forma.

Me encanta complicarme la vida. Pero ¿saben? He aprendido tanto en estos dos años sobre nutrición y alimentos saludables y recetas, que no puedo dejar de compartir. De eso se trata la vida ¿no?

Yo investigo, pruebo y comparto. No evangelizo ni convierto. Soy respetuosa del libre albedrío y de la bioindividualidad. Pero así es como descanso, dice el dicho: "haciendo adobes"...depurando información, buscando proveedores, haciendo infografías, probando, cocinando. Aplicando lo que he aprendido de todos mis trabajos anteriored y abriéndome a temas nuevos de negocios, pero sobre todo, reconociéndome, respetando mis pasiones y mis monstruos.

Así les puedo decir que, para mí, no hay ni peor ni mejor empleo. Creo que, el que sea que tengamos ahora, es justo el que necesitamos para crecer como personas, más que como profesionales. Si no nos gusta, es porque hay algo en nosotros que no hemos querido escuchar para resolver y cambiar (el empleo o la situación).
¿Se trata de dinero? No hay dinero que pague momentos de amargura, se los aseguro y, hasta el peor de los trabajos tiene su rato de luz.

Aprovecho para saludar a los amigos que la vida laboral me dio. Agradezco y aprecio su presencia en mi vida y a su salud, este pozole vegano.

Si no les gusta vegano, le ponen pollo y también sabe rico. Es rojo, pero buscaré hacerlo en versión blanco y seco estilo "Colima".

La receta está inspirada en uno que probé hace poco en un restaurante vegano que tengo en la esquina de mi casa :)


Pozole vegano de setas, coliflor y elote
Rinde 4 porciones

Ingredientes

250 gr de setas cortadas
200 gr de granos de elote tierno (usé cacahuazintle)
*Una taza de coliflor lavada y desinfectada (opcional)
2 chiles guajillos desvenados
1/8 de taza de vinagre (yo usé de sidra de manzana)
1 diente de ajo
Orégano al gusto
1/2 cucharada de comino en polvo
2 hojas de laurel
Sal al gusto
Aceite (yo use de aguacate)
Agua (la necesaria)

Procedimiento:

Desvenar los chiles y cocerlos hasta suavizar

Licuar los chiles, ajo, cebolla y vinagre.

En una olla, sofreir en un poco de aceite las setas y granos de elote. Tapar y dejar cocer hasta suavizar.

Agregar los chiles licuados previamente, agua hasta cubrir sin que quede demasiado caldoso o descolorido, el orégano, laurel y sal.

Mezcla y deja hervir por unos 20 minutos.
*la coliflor se agrega a la mitad de cocción para que no quede tan blanda.

Sirve con lechuga, limón, rábanos, cebolla, aguacate y tostadas.

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