El dificil reto del "darse cuenta" con pensamientos chocolatosos
Este fin de semana traté de pasar un día, unas horas o, al menos, un instante sin juzgar lo que pienso, lo que veo, lo que oigo, lo que vivo, lo que digo.
Luego de abrir los ojos y verme viva y completita en este mundo, hice mi oración de agradecimiento acostumbrada, miré y besé a mi hija, durmiendo. Al ir a lavarme las manos y la boca, empezó esa actividad "involuntaria" frente al espejo:
Fui directo a mi cuaderno, ese en el que escribo la fecha, lo más importante que me gustaría hacer en el día (y que no siempre alcanzo a hacer), las palabras que me "resuenan" para practicar en la cotidianeidad, lo que me gustaría comer y no comer, y un deseo personal-espiritual.
Entonces apunté: "Hoy quiero dedicar mi día a vivir, sentir y experimentar TODO lo que me pase, sin juicios, etiquetas o reacciones" sólo eso. No aspiraba a más.
Me fui al tapete de yoga y comencé a estirarme, apenas di un par de respiraciones y Raquel despertó pidiendo su "teti"...terminé "yogueando" en la cama...la sed y el hambre se hicieron presentes, justo cuando el esposo entró con el vaso de agua tibia con limón que mi cuerpo acostumbrado, ya pedía.
En el último trago, lo acepté: es casi imposible. Sólo habían pasado unos minutos y ya llevaba como cien "etiquetas". Me reí de mí (y eso que aún no abría el facebook, el twiter ni los grupos de whatsapp).
Cuánta energía dedicamos a ello, sin darnos cuenta.
Sobra decir que no conseguí mi reto, pero al menos aprendí a poner en práctica el ejercicio del "darme cuenta".
Darme cuenta de cómo nuestros pensamientos afectan, en primera instancia, nuestro humor, decisiones, palabras, acciones; nuestros deseos y cómo podemos influir o contagiar a otros.
Darme cuenta de que puedo ver venir y hasta sentir una idea y poder cuestionarla, antes de que se apodere de mí. Si soy capaz de cuestionar, etiquetar, calificar o juzgar algo o a alguien, quiero que sea desde un lugar donde entienda que es la manera en la que lo necesito ver, para trabajar y transformarme YO. Sí. Estoy dejando de ser una humana "divertida".
Así me pasó con este brownie de calabaza. Al que dije: si sabe tan rico como lo imagino, debe saber mejor si lo hago más sano...y así fue. Rico, divertido y nutritivo. Húmedo, sin tanta grasa, sin lácteos...¡uf! Cuánta etiqueta en un simple postre. Mejor me lo como.
Brownie de calabaza
Necesitas:
- 57 gramos de aceite de coco
- 40 gramos de cacao en polvo
- 75 gramos de harina de espelta
- 1/2 cucharadota de café soluble orgánico
- 1 pizca de sal
- 100 gramos de azúcar de coco
- 160 gramos de puré de calabaza de castilla
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 1 huevo
Cómo hacer:
Luego de abrir los ojos y verme viva y completita en este mundo, hice mi oración de agradecimiento acostumbrada, miré y besé a mi hija, durmiendo. Al ir a lavarme las manos y la boca, empezó esa actividad "involuntaria" frente al espejo:
-¡Ah, carita la tuya! !Mira nada más, qué greñas! Mmmmhh... esta arruga ya se nota más.Y apenas eran las 7 de la mañana, caray. Así me pillé en ese instante y fue cuando pensé en cuánto tiempo podría pasar sin juzgar o etiquetar todo lo que pasara por mis ojos, mi cabeza y mis demás sentidos.
-¿Por qué a todo le tenemos que poner etiquetas de bueno o malo? ¿Con base en qué? ¿Para qué?
Fui directo a mi cuaderno, ese en el que escribo la fecha, lo más importante que me gustaría hacer en el día (y que no siempre alcanzo a hacer), las palabras que me "resuenan" para practicar en la cotidianeidad, lo que me gustaría comer y no comer, y un deseo personal-espiritual.
Entonces apunté: "Hoy quiero dedicar mi día a vivir, sentir y experimentar TODO lo que me pase, sin juicios, etiquetas o reacciones" sólo eso. No aspiraba a más.
Me fui al tapete de yoga y comencé a estirarme, apenas di un par de respiraciones y Raquel despertó pidiendo su "teti"...terminé "yogueando" en la cama...la sed y el hambre se hicieron presentes, justo cuando el esposo entró con el vaso de agua tibia con limón que mi cuerpo acostumbrado, ya pedía.
En el último trago, lo acepté: es casi imposible. Sólo habían pasado unos minutos y ya llevaba como cien "etiquetas". Me reí de mí (y eso que aún no abría el facebook, el twiter ni los grupos de whatsapp).
Cuánta energía dedicamos a ello, sin darnos cuenta.
Sobra decir que no conseguí mi reto, pero al menos aprendí a poner en práctica el ejercicio del "darme cuenta".
Darme cuenta de cómo nuestros pensamientos afectan, en primera instancia, nuestro humor, decisiones, palabras, acciones; nuestros deseos y cómo podemos influir o contagiar a otros.
Darme cuenta de que puedo ver venir y hasta sentir una idea y poder cuestionarla, antes de que se apodere de mí. Si soy capaz de cuestionar, etiquetar, calificar o juzgar algo o a alguien, quiero que sea desde un lugar donde entienda que es la manera en la que lo necesito ver, para trabajar y transformarme YO. Sí. Estoy dejando de ser una humana "divertida".
Así me pasó con este brownie de calabaza. Al que dije: si sabe tan rico como lo imagino, debe saber mejor si lo hago más sano...y así fue. Rico, divertido y nutritivo. Húmedo, sin tanta grasa, sin lácteos...¡uf! Cuánta etiqueta en un simple postre. Mejor me lo como.
Brownie de calabaza
Necesitas:
- 57 gramos de aceite de coco
- 40 gramos de cacao en polvo
- 75 gramos de harina de espelta
- 1/2 cucharadota de café soluble orgánico
- 1 pizca de sal
- 100 gramos de azúcar de coco
- 160 gramos de puré de calabaza de castilla
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 1 huevo
Cómo hacer:
Precalienta horno a 175°C
Prepara un molde cuadrado (forrado es más facil para mí, que engrasado)
Derrite el aceite o caliéntalo a fuego suave y agrega el cacao en polvo. Revuelve bien y reserva para que enfríe un poco
Mezcla aparte harina+sal+café. Reserva
En un bowl aparte, bate ligeramente el huevo con el azúcar de coco. Agrega la calabaza y la vainilla. Añade el aceite con el cacao y la mezcla de harina. Revuelve bien sin batir tanto, hasta que todo esté perfectamente incorporado y sin grumos.
Vacía en el molde y hornea por 18 a 20 minutos, a 175 grados. Cuando los bordes empiecen a verse hechos o separados de la pared del molde, es buen momento para sacarlo. La idea es que quede tierno por dentro. Aunque si se te pasa un poco, queda igual de rico.
Sabe muy bien tibio, al tiempo o frío.
Que lo disfruten y que sus pensamientos sean muy chocolatosos.
Cuídense, amen y disfruten. Nos leemos pronto.
Ale
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