Siempre hay otras maneras de celebrar a mamá



¡Ya pasaron los 47! Y ni cuenta me di. Es más, ya me siento como de 35, otra vez (creo que la terapia de reemplazo hormonal está funcionando) y traigo una pila que ni les cuento...no, tampoco me da para hacer todo lo que quisiera y traigo en mente, pero aguantar de las 5.30 AM a las casi 10 PM sin parar, con los trastes, la ropa, la casa, mi proyecto de semillitas y las actividades de los niños está excelente, que hasta me dan ganas de seguir escribiendo en el blog y celebrar la fecha que se me ponga en frente. Eso sí, muy a mi estilo. 

Por ejemplo, ahora que se acerca el día de las madres, pensaba en como hay mil y una manera de festejar (aunque muchos -cuando hijos- nos hemos ido con las más fáciles y predecibles de regalar: una licuadora, una vajilla o las infaltables flores). 
Ya tengo casi 11 años que lo veo desde otra perspectiva y poco tiempo menos, desde el lugar donde me la paso más tiempo...sí, adivinaron. 


Es que como mamás, hay algo mágico en la cocina. Es nuestro laboratorio de amor, donde transformamos ingredientes simples en platos que reconfortan, unen y cuentan historias. Cada tortilla hecha a mano (o recalentada, pues), cada sopa que hierve lentamente, cada postre que huele a hogar lleva un pedacito de nuestro corazón. Para muchas, cocinar es más que una tarea; es nuestra manera de decir "te quiero" sin palabras. Es el abrazo que damos a través de un plato caliente en un día frío o el pastel que celebra un momento especial. La cocina es nuestro escenario, y el amor, nuestro ingrediente secreto.

Peeeero cuando llega el Día de las Madres, queremos que nos celebren de una manera que nos haga sentir vistas y valoradas más allá de la estufa. Sí, amamos cocinar, pero no queremos que algunos regalos refuercen la idea de que nuestro lugar está solo en la cocina.

Así que, aquí va una pequeña lista de regalos que nos encantaría recibir (¡y no son electrodomésticos!):

Tiempo para nosotras: Un día de spa, una tarde para leer ese libro que lleva meses en la mesita de noche o una salida con amigas. Regálennos momentos para reconectar con nosotras mismas. Todos en casa lo van a agradecer.

Experiencias significativas: Una clase de algo que siempre hemos querido aprender (pintura, yoga, escritura) o una salida en familia a un lugar especial. Los recuerdos son el mejor regalo.

Detalles pensados: Una carta escrita a mano, un álbum con fotos de momentos felices o algo personalizado que muestre que pusieron atención a lo que nos gusta.

Ayuda en casa: Un vale por un día (o una semana) en que alguien más se encargue de las tareas del hogar. ¡Eso sí que es amor!

Un desayuno sorpresa (pero con limpieza incluida): Nos encanta que nos mimen con pancakes o un café especial, pero lo que realmente apreciamos es que la cocina quede impecable después.

Un día en familia, sin prisas: ¿Qué tal un picnic, una caminata o una tarde de juegos de mesa? Lo importante es estar juntos, reír y crear recuerdos memorables.

Espacio para descansar: Un ratito de paz. Puede ser una siesta sin interrupciones o una hora para ver la serie favorita sin que nadie pregunte dónde están los calcetines.

Palabras que lleguen al corazón: A veces, lo que más atesoramos es escuchar lo que significamos para ustedes. Una conversación sincera o una nota que diga "gracias" puede ser más valiosa que cualquier regalo.

Si le gustan las plantas, una macetita...si le gusta el café, una linda taza...si les gustan los postres, galletas de "Semillitas postres que nutren"; es más, sorpréndanla con un sobre con billetitos o un depósito/transferencia sorpresa...





Lo importante es celebrar con ese amor que las mamás ponemos en cada platillo, pero también reconocer que somos más que cocineras: somos soñadoras, creadoras y el pegamento que une a la familia.
¿Qué planes tienen ustedes? ¡Los leo con gusto! 💖

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