Ni un minuto más.


"La violencia es quizás la más violenta violación de los derechos humanos y quizás la más generalizada. No conoce límites geográficos, culturales o económicos. Mientras continúe, no podemos afirmar que estemos logrando progresos reales hacia la igualdad, el desarrollo y la paz."
Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas


Cada 25 de noviembre se celebra en todo el mundo el “Día de la no violencia contra la mujer”, fecha símbolo en la que ocurrió -en 1960- el asesinato de las tres hermanas Mirabal, militantes opositoras a la dictadura que ejerció, por más de 30 años, Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Y qué mejor que dedicar este espacio hoy para recordar a todas aquellas mujeres que, víctimas de la violencia, han perdido la vida.

Desde las mujeres de Ciudad Juárez, hasta la madre de familia que por miedo o ignorancia soporta la peor de las humillaciones. Desde la niña en África que es forzada a casarse y tener sexo hasta aquélla en Asia a la que le tienen que mutilar sus genitales. Porque al menos una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sido golpeada, coaccionada sexualmente o sufrido otro tipo de abuso en su vida (siendo el culpable de los abusos generalmente un conocido).
Si hay una verdad, es que la violencia contra las mujeres y las niñas es un problema con proporciones de epidemia; destroza vidas, rompe comunidades y detiene el desarrollo .

Según la UNIFEM, las estadísticas muestran un panorama desolador en relación con las consecuencias de la violencia contra la mujer (en 2002 el Consejo de Europa adoptó una recomendación en la que declaraba la violencia contra la mujer como una emergencia de salud pública y como causa mayor de muerte y discapacidad de mujeres entre 16 y 44 años). En un informe del Banco Mundial, se estimaba que la violencia contra la mujer era una causa de muerte e incapacidad entre las mujeres en edad de procrear tan seria como el cáncer y una causa de mala salud más frecuente que los accidentes de tráfico y la malaria juntos.

El gran problema es que el coste humano de la violencia de género es invisible. El miedo y la vergüenza siguen impidiendo que muchas mujeres denuncien su situación y, por ello, los datos recogidos son a menudo insuficientes e inconsistentes. Sin embargo, en las dos últimas décadas se han alcanzado logros significativos para sacar el tema a la luz pública e incluirlo en las agendas de las políticas internacional y nacional.

Ahora, más de 45 países tienen ya una legislación específica sobre la violencia doméstica y un creciente número de países ha instituido planes nacionales de acción para acabar con la violencia contra la mujer. Sin embargo, la falta de los recursos adecuados para aplicar estas políticas sigue impidiendo el progreso.

En los años 80, el Día internacional contra la violencia contra la mujer se encontraba entre las primeras campañas organizadas y se celebraba todos los años el 25 de noviembre en toda América Latina para honrar a las hermanas Mirabel, tres activistas políticas asesinadas. En 1999, las Naciones Unidas se unieron a la campaña designando el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La campaña Los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género es otro símbolo del movimiento mundial de mujeres y de las redes que buscan el fin de la violencia de género. Está coordinada por el Centre for Women's Global Leadership y trabaja desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos). Involucra a cientos de organizaciones de todo el mundo en actividades como programas en los medios de información, manifestaciones, conferencias, exhibiciones y representaciones.

Las intervenciones contra la violencia no serán eficaces hasta que el nivel de los recursos se equipare al de la magnitud del problema. Pero creo que todos, todas y cada uno de nosotros podemos unirnos a esta celebración y hacer algo.

La violencia contra la mujer es actual, generalizada, sistémica e incluso autorizada. El reto más importante sigue siendo pasar de la conciencia de que se trata de una violación de los derechos humanos y un delito a hacer de la violencia de género algo inaceptable para la sociedad y contrario a sus normas. Los gobiernos, las ONGs, la sociedad civil, el sector privado y los organismos internacionales deben trabajar juntos para enfrentarse a este reto y nosotros, no debemos permitir ni un año, ni un día y ni un minuto más de violencia, principalmente contra un sector de la sociedad al que muchos consideran menos, sólo por su género.

Confesión de hoy: ¡Soy mujer, soy feliz y me siento orgullosa de serlo!

Comentarios

Miembro de

Miembro de

Miembro de

Tienda de productos orgánicos en Facebook

Entradas populares