Terapia fotográfica

Imagino que tienes un mundo de fotografías guardadas que rara vez miras, observas o analizas detenidamente. La otra noche pasé horas, en serio horas, viendo algunas. Antiguas, recientes; unas digitales, otras verdaderas fotos que han soportado el paso de los años. Y en verdad es una experiencia enriquecedora.

Dicen que la fotografía es arte, pasión, afición, pero increíblemente también puede convertirse en una terapia. Esa noche para mí fue, sin duda, terapéutica. Ver de nuevo a gente que no recordaba; gente que ha cambiado físicamente, gente que ya no está y, por supuesto, verme a mí. Activar mi “flash back” y casi volver a vivir ese momento que, afortunada o desafortunadamente no volverá.

Eso es lo más valioso de las fotografías; capturar instantes, rostros, expresiones, momentos y poder verte a ti misma en distintos espacios. Es como repasar lo que ha dejado marca en tu vida... momentos alegres, otros no tanto, pero que al final son ya parte de ti y de alguna manera te han construido.

Esta función terapéutica, sólo que quizá un poco más intensa y rebelde -porque tuvo el valor de exhibirlas- es la que usó durante años Jo Spence, una fotógrafa cuya vida estuvo marcada por un antes y después, a partir de la detección de un cáncer
de mama que terminó con su vida en 1992.

Su exposición titulada “The picture of health?” recorrió varios países con su obra -a la que le encontraron muchas características, incluida la “fototerapia”- en la que se enfrenta a las situaciones que le causaron dolor como su madre, tan estricta, o su cáncer. En ella se podía contemplar el pecho medio amputado e incluso, los pasos de la operación que sufrió. Algunas, aseguran quienes las vieron, bastante duras.
“Para Spence, la fotografía fue más un Instrumento de rebelión y terapia para afrontar y combatir las formas de vida que generan las imágenes que nos suelen rodear. Exploró de este modo cómo se construyen las imágenes "dominantes", los tópicos, a través de los usos sociales y mediáticos de la fotografía” decían los críticos de la obra de la fotógrafa.

Para algunos era “chocante” ver este tipo de imágenes pues si bien mezclaba la fototerapia con una profunda reflexión sobre la representación de la salud de una mujer, también escudriñaba el victimismo y el día a día de la enfermedad. ¿Qué fuerte, no?

Pero no sólo eso, en su serie "Beyond the Family Album", recrea un conjunto de imágenes para poner de manifiesto que el álbum familiar no es una selección gratuita de instantáneas. Spence lo ve, en cambio, como una creación de tópicos culturales, en una crítica que gira más alrededor de lo que no aparece -muertes, divorcios, traumas- que de lo que se suele mostrar en los álbumes.

Sin duda hay muchas maneras de observar una imagen, como tantas maneras existen de ver la vida. Lo interesante es verla de las más variadas formas posibles, de distintos ángulos para poder apreciar lo que es y ya no es… y ¿por qué no? montar al final de nuestros días nuestra propia exposición.

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