De tripas, corazón y cerebro. Parte 2

"Si bien, muchos factores influyen en nuestra conducta, uno de ellos es la estabilidad de la flora intestinal"

En el post anterior les conté mi anécdota con la otorrino y mi resistencia a ir con el alergólogo por el tema de mi "repentina" dermatitis. Opté -como primera instancia y bajo mi propia responsabilidad- por tratar de encontrar una solución por mi cuenta, vía cambio de hábitos y de dieta. Aquí les va la otra parte.



Han pasado ya 3 meses desde que hice esta lista y apliqué los cambios alimentarios, más ejercicio y consciencia a lo que pienso, siento, hago y como. Me compré la idea de que "si se rompe el equilibrio entre el sistema inmune y la flora intestinal, pueden producirse eventos inflamatorios causados por estímulos aparentemente inofensivos" como mis alergias y, en lugar de pelearme con ellas, elegí entenderlas.

Y, por fin ¿te curaste o no?

La pregunta que seguramente se hacen es esta ¿verdad? Pues bien, les puedo decir que sigo en proceso. Creo que así es todo: enfermarnos lleva un proceso y recuperarnos, otro. Mi rinitis no ha vuelto a molestar y mis comezones casi han desaparecido por completo; he notado que vuelven cuando me siento bajo situaciones de estrés o igual y es por algo del ambiente que aún no logro detectar. Pero, por ahora, puedo vivir con ello y dormir tranquilamente. Si quieren números, me atrevo a decir que estoy un 95% curada y el otro 5% es intermitente.

No sé si con los análisis de laboratorio
Imagen de dietapaleo.org
hubieran determinado más eficaz y rápidamente el alergeno...como dice la canción: quizá sí; quizás no. Lo cierto es que he mejorado sin meterme más bichos ni antihistamínicos (innecesariamente).

El Protocolo autoinmune

Como sea, sigo en el proceso y apoyándome en lo que le encuentro sentido y suma a mi objetivo, como el "Protocolo Autoinmune" (o AIP) que fue prácticamente lo que hice y estoy aplicando hasta en mis postres y panes.

El Protocolo autoinmune pone énfasis en los alimentos más ricos en nutrientes y elimina los que pueden dañar el ambiente intestinal. Es una estrategia de eliminación de la dieta que se enfoca en cuatro áreas especificas:
1. Densidad de nutrientes: consumir alimentos con más nutrientes disponibles ayuda a corregir deficiencias o desequilibrios, apoyando la desintoxicación y regulación del sistema inmune y hormonal.
2. Salud intestinal: la disbiosis (cambios en la flora intestinal que producen efectos negativos) y el intestino permeable son facilitadores de la enfermedad autoinmune. Los alimentos recomendados en la AIP apoyan el crecimiento de microorganismos saludables.
3. Regulación hormonal: lo que comemos, cuándo lo comemos y cuánto comemos afecta nuestras hormonas (por ejemplo, mucha azúcar). Las dietas AIP están diseñadas para promover la regulación hormonal.
4. Regulación del sistema inmunológico: se consigue restaurando el intestino y regulando todo lo anterior. 

El protocolo autoinmune es todo un tema de estudio, yo lo practico en su versión "light", porque a Dios gracias, mi caso no era tan grave y, por supuesto, antes vi a un médico que me diera referencia.


Lo que sí es una gran verdad para mí es que desinflamarnos depende en mucho de lo que comemos, cuánto dormimos y lo estresados que somos.

Me encantó este artículo (cuya liga les comparto al final) donde la doctora Irina Matveik, especialista en endocrinología y nutrición clinica por la Universidad de Bielorrusia da una serie de pautas para lograr que nuestro "segundo cerebro" funcione mejor:

-Si nos alimentamos bien, variado y con un aporte proporcional de todos los nutrientes
-Si tenemos buenos hábitos a la hora de comer (sin prisa, masticando y sin distracciones)
-Si usamos técnicas de respiración abdominal, estiramiento, masajes suaves de tripa y con calor suave, estimulamos las neuronas digestivas
-Si respetamos las señales que nos manda el cuerpo (sobre todo las de ir al baño)
-Si bebemos 2 loteos de liquidos y comemos 400 gramos de verduras variadas al día y legumbres 2 o 3 veces por semana
-y por supuesto, si hacemos ejercicio regular.

Síntomas como acidez, ardor, reflujo, pesadez, demasiados gases, náuseas, son señales de que el aparato digestivo no anda muy bien. No nos acostumbremos a ellos. 

En conclusión

Mi gran lección en esta ocasión ha sido darme cuenta del poder terapéutico de la comida y su gran relación con el cerebro y las emociones. Si bien no es la cura en sí, algunos pequeños cambios en la alimentación son clave para ayudar a revertir enfermedades o mejorar la calidad de vida. 

Ahora prefiero creer que la inflamación es un factor y señal en toda enfermedad, antes que culpar a mis antecedente genéticos.  
Y no, no hago dietas. No me gusta dejar de comer lo que me gusta, a menos que me haga daño; por eso lo transformo, hago las mejores elecciones posibles y evito los alimentos inútiles (aquéllos que no aporten más beneficios que perjuicios).

No es lo mismo una dona horneada de harina de almendra y de coco, alta en proteina, baja en carbohidratos, recubierta con cacao, sin azúcar y espolvoreada con nueces o semillas, que una dona de cualquier cadena transnacional como las crispy o donkin (y miren que ambas me gustaban jojojo, ahora no me pasa ni un bocado)
Muffin paleo by Semillitas postres que nutren


Sí existe un pan -o lo que les guste- más sano o nutritivo. En el próximo post les comparto uno que no lleva más grasa que la del aguacate.

En tanto cuísense, amen y disfruten con tripas, corazón y cerebro!  Nos leemos pronto.



Mis referecias:

https://www.dsalud.com/reportaje/la-importancia-del-segundo-cerebro/

http://sanandose.com/nuestro-segundo-cerebro-el-intestino/

https://www.thepaleomom.com/start-here/the-autoimmune-protocol/

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