Y yo que me quejo…
Un día de esos en que uno se la pasa quejándose de la vida que nos tocó vivir (sólo porque no supimos manejar un mal momento), me topé con algo que me hizo reflexionar profundamente sobre eso de “la vida que nos tocó vivir” y mi condición de mujer: la lista de los peores lugares del mundo para nacer o ser mujer.
La revista FP, en su edición en español (www.fp-es.org) publicó algo que muchos ya sabemos, pero que a veces se nos olvida: “Las mujeres son todavía ciudadanos de segunda clase en muchas partes del mundo, con un reducido acceso a los servicios sanitarios y a la educación, así como a las libertades más básicas” y desglosa en qué países nacer mujer puede suponer un destino fatal.
EL PEOR DE AMÉRICA: HAITÍ
Mujeres en la Asamblea Nacional: 5%
Alfabetización femenina: 57%
En las barriadas de las afueras de Puerto Príncipe, las bandas organizadas de violadores son un hecho en la vida de muchas haitianas. Cerca de la mitad de las jóvenes y niñas del paupérrimo arrabal Cité-Soleil de la capital han sido violadas o han sufrido agresiones sexuales, según cifras del informe de la ONU de 2006. Las ONG explican que el problema no se toma en serio porque muchos haitianos, incluidos miembros de la policía y del sistema judicial, consideran que el sexo no consentido es violación sólo cuando la víctima es virgen. De hecho, la violación no fue considerada delito penal hasta 2005. Además, si un marido encuentra a su mujer cometiendo adulterio en su casa, el código penal lo excusa si la mata; pero si es la mujer quien mata al marido por el mismo motivo, en ese caso ella no tiene justificación.
EL PEOR DE ORIENTE MEDIO: YEMEN
Mujeres en la Asamblea de Representantes: menos del 1%
Alfabetización femenina: 35%
Los matrimonios a edades tempranas son algo corriente en Yemen, con un 48% de chicas casadas a los 18 años, y algunas incluso a los 12. El resultado: escasa salud para las madres y sus bebés. Una de cada 39 mujeres muere durante el embarazo o el parto, y uno de cada 10 niños no llega a cumplir cinco años. Las yemeníes tienen una vida especialmente restrictiva: por ejemplo, conseguir un pasaporte y viajar al extranjero requiere el permiso del marido o del padre.
EL PEOR DE ÁFRICA: SIERRA LEONA
Mujeres en el Parlamento: 13%
Alfabetización femenina: 24%
Cuenta con la desafortunada distinción de tener la mayor desigualdad de género del mundo. Eso es lo que se desprende del informe de Naciones Unidas sobre este tema, que puntúa a los países según los indicadores económicos, de salud y educación para las mujeres. En Sierra Leona, una de cada ocho muere durante el embarazo o el parto, y tienen una esperanza de vida de sólo 43 años, de las más bajas del mundo. Las niñas suelen recibir unos seis años de escolarización. Además de todo esto, hay que añadir los horrores sufridos en la guerra civil que asoló el país durante una década, cuando probablemente un tercio de las mujeres y niñas sufrieron violencia sexual, y que las atormenta hoy en día. Las viudas luchan por salir adelante, las supervivientes de las violaciones están estigmatizadas y discriminadas y los hombres continúan asaltándolas con impunidad. El pasado junio, el Parlamento promulgó leyes que criminalizan la violencia de género y permiten a las mujeres heredar una propiedad. Pero todavía está por ver si se harán cumplir y cómo.
EL PEOR DE ASIA: NEPAL
Mujeres en la Asamblea Constituyente: 32%
Alfabetización femenina: 35%
El matrimonio llega muy pronto en Nepal –las nacidas en los 70 se casaron a una media de edad de 16 años–, y la maternidad es especialmente peligrosa. Nepal es “el lugar del mundo donde más muertes se producen en el parto, sin contar a Afganistán y a un pequeño grupo de países del África subsahariana”, según el informe de 2006 de la Federación Internacional de Cruz Roja. Esto ocurre porque sólo uno de cada cinco nacimientos es atendido por personal sanitario preparado. Pero el Gobierno está tomando medidas para mejorar las vidas de las nepalíes: un sistema de cuotas para mujeres y minorías ha hecho posible que un tercio de los escaños de la Asamblea Constituyente acabaran en manos de mujeres en las elecciones de abril.
EL PEOR DE OCEANÍA: PAPÚA NUEVA GUINEA
Mujeres en el Parlamento Nacional: menos del 1%
Alfabetización femenina: 51%
Las niñas en Papúa Nueva Guinea reciben sólo cinco años de escolarización. Lo que es peor, a menudo se acusa a las mujeres de brujería como una forma de “venganza” social. Si de repente alguien enferma o muere, la culpa suele recaer en una supuesta “hechicera” –casi siempre es una mujer– que es golpeada, violada o incluso asesinada en represalia. Mientras tanto, las mujeres también tienen cuatro veces más probabilidades de contraer sida que los hombres “porque su situación social no les permite negociar sexo seguro”, según informa Oxfam Nueva Zelanda en su web.
EL PEOR DE EUROPA: MOLDAVIA
Mujeres en el Parlamento: 22%
Alfabetización femenina: 99%
Moldavia –con una renta per cápita similar a la de India y Nicaragua, según su capacidad de compra– es el mayor origen de tráfico de mujeres para la prostitución. Las chicas y las niñas caen a menudo en las garras de reclutadores con promesas de trabajos bien pagados en el extranjero, pero acaban obligadas a trabajar para proxenetas en lugares como Rusia, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. Mientras tanto, los esfuerzos del Ejecutivo para prevenir el tráfico de mujeres y proteger a las víctimas han sido muy débiles; también algunos funcionarios del Gobierno y policías han sido cómplices de estos delitos. Pero la situación podría mejorar: desde este año, Moldavia cuenta con una primera ministra.
Triste realidad, ¿no?
Si bien el hecho de que México no aparezca en esta lista brinda una sensación de alivio innegable, no significa que en nuestro país estemos excentos de este problema. Si en México se hiciera una lista como la anterior, el municipio de Santiago del Pinar en Chiapas, ocuparía uno de los primeros lugares, pues ahí la situación de sus mujeres pueden ser comparadas con las de Pakistán, aún cuando las que viven en Benito Juárez sean como sus congéneres en la Gran Bretaña .
Yo no sé si uno elija dónde nacer, lo que sí sé es que como seres humanos debemos tener condiciones de vida dignas, que nos permitan desarrollarnos y nos ayuden a disfrutar de la vida. Hombres y mujeres somos diferentes, que no es lo mismo que ser desiguales. La desigualdad de género además de lastimar a una sociedad, obstaculiza el desarrollo de la misma, de un país. Por eso y, porque tengo la suerte de vivir en un lugar en que puedo hacerlo, me quejo, me seguiré quejando y contribuiré en la medida de mis posibilidades a terminar de construir una verdadera equidad de género que requiere de la participación de todos, sean hombres o mujeres.
Confesión de hoy: Nunca permitas que tus propias acciones trunquen tus sueños.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu visita!