Así fue feliz.


…Y entonces se dio cuenta del por qué no era feliz, del por qué creía que siempre le faltaba “algo” para sentirse dichosa y disfrutar de su vida… era tan simple, pero comprendió que era necesario sentir todo lo que había padecido para llegar ahí y conocer lo que ahora le agradaba vivir: el desapego. Simple palabra; complicado logro… toda una lección.

Primero fue su familia, luego su pareja, luego las cosas que iba adquiriendo… creía que lo tenía todo para ser feliz… carrera, trabajo, auto, solvencia económica… aún así siempre sentía que algo faltaba; sobre todo cuando la invadía el miedo a perder lo que ya había conseguido.

Era sorprendente ver todo lo que hacía por tener y retener a su pareja; lo que sacrificaba por su familia y al final, se sentía infeliz. ¿Por qué? se preguntó una noche en que la tristeza la embargó hasta sacarle la última gota de llanto que la liberó hasta sentirse ligera como una pluma y se quedó dormida.

Comenzó a soñar… una brillante luz blanca la envolvía; no veía nada ni a nadie, sólo ella que caminaba y caminaba tranquilamente; feliz, sin ninguna preocupación, hasta que se sentó al borde de un lago, miró su reflejo y dijo: “es el desapego, eso es lo que necesitas”. Y se sumergió en el agua.

Despertó inmediatamente y pensó en esa palabra. Buscó información, preguntó, leyó una y otra vez… en cada día que transcurría y en cada cosa que hacía, le venía a la mente esa palabra…

Un día -como tantas veces pasaba-, se peleó con su novio y sí, se sintió triste, pero ¡oh sorpresa! Ya no infeliz. Y comprendió que desapego significa "no dependas de nada" y "no hagas que tu vida y tu felicidad dependan de nada".

No es que este pensamiento le haya surgido de la nada; en realidad fue lo que su inconsciente captó una ocasión que leía a Osho: “no hagas que tu vida y tu felicidad dependan de nada. Que prefieras, es correcto; que te apegues, no es correcto. Tener preferencias es correcto, quiero decir que puedes tener preferencias, que has de tener preferencias. Si hay muchas personas aquí, has de amar a alguien, has de elegir a alguien, has de sentirte amistoso con alguien. Ten preferencia por alguien, pero no te apegues a él” decía el párrafo del libro que leyó aquella vez.

Según expertos, el apego es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz. Nuestra mente, nuestras ideas, nuestra cultura, así nos lo hacen creer.

Así, ella por fin entendió que lo que la hacía feliz o infeliz no era la situación que la rodeaba, sino los pensamientos que había en su mente.

Dicen que si nuestro apego es hacia una persona expresar algo como: "Te dejo que seas tú mismo; que tengas tus propios pensamientos, que satisfagas tus propios gustos, que sigas tus propias inclinaciones, que te comportes tal como decidas hacerlo. Te libero con Amor y me libero con Amor", nos pone en condiciones de amar y en libertad.

Creo que en realidad no necesitamos renunciar a las personas, sentimientos o cosas para ser felices. Si ya elegimos lo que y a quienes preferimos (que es un gran paso), lo que sigue entonces, es ser comprensivos y conscientes. Nada que se pueda hacer en un día, pero tampoco, nada que sea imposible de lograr si lo queremos.

Confesión de hoy: “La vida es tan corta para estar siempre en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas”.

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