El dinero y yo.

Hace un par de años que decidí establecer una buena relación con el dinero. Fue un día que me sentí muy desesperada por creer que no iba a tener lo que necesitaba.
Sentí tal angustia y desesperación que le vi rostro, pies y manos a cada moneda y billete que quedaban en mi cartera.

Primero, le dije hasta de lo que se iba a morir por hacerme sentir tan mal. Después, me dio pena, porque recordé la primera vez que recibí mi sueldo, el pago por mi trabajo. Entonces “me cayó el veinte”. Comprendí que yo era la única responsable de producir y hacerme llegar el dinero a mis manos.

No sé por qué siempre tendemos a culpar otros de nuestras carencias, de nuestros problemas o frustraciones. Cierto, hay situaciones, instituciones y gobiernos que no nos ayudan, pero en el tema del dinero, creo que perdemos de vista qué es y para qué es:

“Ansiedad, abatimiento, miedo, decepción; no hay quien escape a sentimientos contradictorios cuando el asunto es el dinero. Pocos tienen, por ejemplo, el coraje de confesar su apego a él, y eso, a pesar de que las cuestiones financieras permean la mayor parte de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida. Casi sin ser conscientes de su implacable poder, es un poderoso crítico interno que censura anhelos y aspiraciones, susurrando a nuestros oídos: ¡No puedes permitírtelo! ¡Cuesta demasiado! o ¡Cuando tenga dinero haré...! A ese pudor se suma la creencia de que el dinero, por sí sólo, es capaz de destruir o transformar nuestra existencia, de modificar nuestras relaciones humanas y de hacernos dichosos” .

Definitivamente, el principal error que cometemos es creer que sólo con dinero podemos ser felices, y vivimos una relación ambigua con él. Frederic Solergibert, filósofo neurolingüista, escribió alguna vez que precisamos de él, nos gusta obtenerlo, pero cuando lo poseemos tenemos miedo a perderlo. Así es el dinero, misterioso e imprevisible. Cuanto más luchamos para ganarlo, más difícil parece obtenerlo; cuanto más dinero ganamos, más necesitamos para vivir. Pasamos la vida tratando de ganar dinero, pero mientras a muchos se les escapa, otros que consiguen obtenerlo descubren, que con el paso del tiempo acaban perdiéndolo, teniendo que vender todo o parte de lo que en épocas mejores adquirieron.

Y me encanta cuando Solergibert se refiere a lo que no nos enseñan en la escuela: “no nos enseñan a vivir una relación amorosa y hacerla funcionar. Tampoco cuáles eran las leyes espirituales universales que rigen la riqueza. Si deseamos obtener dinero y tener una vida abundante precisamos comprender qué es lo que el dinero significa en nuestra vida, en una perspectiva racional y ética, poniendo los medios necesarios para luchar por él y prosperar sin culpa”

Un error que tendemos mucho a cometer es creer que somos lo que tenemos, que seremos felices cuando adquiramos una nueva casa, cuando conduzcamos un coche nuevo, cuando encontremos una pareja mejor o simplemente adelgacemos.... “Todos estos bienes son valiosos y sacian nuestras aspiraciones. Es noble emprender acciones para obtenerlos, pero es muy peligroso pensar que son una extensión de nuestra personalidad. Si nos identificamos excesivamente con nuestro trabajo nos deprimiremos cuando este termine.
Si nos identificamos con el dinero sufriremos cuando no lo tengamos. Ninguno de nosotros es lo que posee. Las personas sólo somos personas. Pero el capitalismo y su consecuente impulso en dirección al consumismo influencian considerablemente la percepción de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Nos hace creer que somos lo que poseemos limitando nuestra infraestructura financiera y la manera con que manejamos nuestro dinero”.

Nadie puede negar que el dinero desempeñe un gran papel en nuestra vida como para permanecer inconscientes de él. Tampoco podemos decir que no nos importa, pero de ahí a que nuestra felicidad dependa del dinero que tengamos, hay un mundo de distancia.

Si algo me da tristeza, es ver a la gente sufrir por dinero. Sí, precisamos de él, pero no tanto como de la conciencia de su impacto en nuestra existencia y en nuestras decisiones. Justamente por este motivo, fue que decidí establecer una relación diferente con el dinero.

Yo no soy rica ni millonaria, pero siempre he tenido dinero para lo que he necesitado. Tenerlo o no, no es algo que me preocupe o me limite en mis metas ni proyectos. Es más, cuando de repente surge ese temor de perderlo, es cuando más lo invierto. Yo no gasto, invierto. Y si algo he aprendido y sigo aprendiendo es que el dinero es para moverlo, compartirlo con quienes amas y fluya.

Como afirmó el filósofo Jacob Needleman: El dinero penetra tan profundamente en nuestra personalidad y en nuestro organismo psicofisiológico, que la exploración personal del dinero es imprescindible para el hallazgo del Yo, para el hallazgo de aquellas partes de la naturaleza humana que nos permiten entrar en relación con nuestra propia conciencia.

¿Quieres en verdad conocer a alguien tal cual es? Dale dinero y observa qué hace con él.

Confesión de hoy: No busques el dinero, porque en cuanto lo encuentres se irá. Busca la abundancia y la prosperidad que te toca.



Fuentes: www.servisalud.com
La ley de la atracción. Documental.
www.concienciadesalud.com

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