No huyas.
Hace unos días en clase, analizando algunos conflictos internacionales y la situación de ciertos países del mundo comparada con la de México, saltaron comentarios de mis compañeros que sin más ni más expresaron: “Yo por eso me quiero ir de México”, “Sí, hay que irnos a otro país mejor”. De inmediato, con una expresión de cierta molestia los reté: “Quiero ver cuánto tiempo aguantan fuera de México y si una vez que salgan, piensan lo mismo del país…”
La verdad me dolió percibir su actitud de rechazo y reniego. Sí, creo que a todos en más de una ocasión nos ha seducido esa idea de emigrar a otro país creyendo que nuestra vida será mejor; que vamos a ganar más dinero, a tener más oportunidades. Y es posible. Pero ¿por qué mejor no hacerlo aquí, en la tierra que nos vio nacer?
No es fácil, de acuerdo. Pero en otro lugar cuya cultura e idioma ¿sí lo es?
Me queda claro que la situación actual que vive el país no deja mucho espacio para ser optimistas, que los gobiernos que hemos tenido han obligado a muchos compatriotas –sobre todo del área rural- a salir de México porque en verdad ya no tenían de otra. Pero mis compañeros, jóvenes, profesionistas ¿en verdad tienen esa necesidad? No juzgo, sólo cuestiono. Al final soy muy respetuosa de la libertad de decisión; de elegir lo que creemos más conveniente para nosotros. Sin embargo, creo que ahora más que nunca, nuestro país nos necesita.
Estar lejos de nuestra casa, de nuestra familia, de nuestros amigos, aún en el mismo país, resulta difícil. Ahora, en un lugar donde su cultura, comida, idioma, religión, clima, leyes, son completamente diferentes, debe ser más que complicado.
Sé de casos que, por necesidad, tuvieron que dejar su tierra y no les ha sido posible regresar. Sé de casos que, por voluntad, quienes dejaron su casa van y vienen convirtiéndose en personajes de la canción de Cabral. Y también sé de casos de quienes con todo a su favor para tener un buen futuro en el país, como mis compañeros, decidieron hacer su vida en otro país y son muy felices. Pero no huyeron, por el contrario; desde donde están siguen trabajando por México.
México no es sólo un territorio, una bandera, su gobierno. Es lo que hacemos en él y de él para nosotros mismos y el resto del planeta. Quizá ahora sea el que menos nos guste, el que más nos decepcione, pero siempre como humanos tenemos la oportunidad de hacer algo. ¿Tú qué haces? ¿Qué piensas?
Confesión de hoy: Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales, no le quedan dos puntos suspensivos (J. Sabina)
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