Criando, creando, horneando y amando.
Sería como mi versión de "comer, rezar y amar" que, al igual que a la protagonista, fue lo que dio sentido y dirección a su vida, luego de una gran crisis existencial. ¿Les ha pasado?
Leí esa historia de Elizabeth Gilbert un par años antes de que saliera la película. Soy de las que piensan que los libros nos llaman, en respuesta a la vibración energética que irradiamos. Ningún libro llega a nuestras manos por casualidad y, menos aún, es consumido por nuestros ojos, mente y alma sin razón. Me lo prestó Sandy, mi amiga -y psicóloga desde antes de que se titulara como tal- y, no puedo negar que fue uno de los que me ayudaron a descubrir o recuperar el amor y respeto por la cocina y los alimentos. Así empecé dejar de comer como robot y hacerlo más por placer (aunque sin la consciencia deseada aún)
Sólo que con la comida no me fue suficiente... Rezar también tuvo su chiste, pero no como si recitáramos las tablas de multiplicar (esto ya será tema para otro post) y, amar, eso sí que fue lo que le dio la vuelta a la moneda de mi vida.
Gracias al amor pude crear. Hacer de mí una mejor persona, encontrar una maravillosa pareja y concebir a la más grande bendición de mi vida; apreciar a mis amigos, mi familia y todo lo bueno que existe alrededor (En verdad hay mucho de bueno todavía en este mundo). Por eso digo que ahora, mi vida cabe en una burbuja con cuatro verbos: Criar, crear, hornear y amar... aunque el orden de estos factores no altera el producto: UNA MUJER FELIZ (la mayor parte el tiempo jaja!)
Cuando me embaracé, empecé a leer mucho sobre crianza y elegí el apego respetuoso: todo un concepto que pretende fortalecer la cercanía, el vínculo o los lazos emocionales entre padres e hijos, que se generan mayormente durante los primeros años de vida del ser humano. Les dejo esta liga, por si les interesa (http://www.mamanatural.com.mx/2013/08/la-crianza-con-apego-o-crianza-respetuosa-que-es-y-como-se-practica/)
Llevo apenas 16 meses practicándola junto con la lactancia a libre demanda y sólo puedo decirles que amo ver a mi hija feliz, desarrollándose a su ritmo, sin presiones. Lo que me motiva a ser más creativa en todo momento y en todo lugar, por ejemplo, en mi cocina, donde la magia hace su presencia.
Me gusta cocinar, hornear... en general, preparar los alimentos que consumimos, porque son los transportadores de nuestra energía, nuestro combustible. Me gusta saber qué como y cómo está hecho. Desde los simples friijoles de la olla (con 12 horas de remojo que remueven su ácido fítico) hasta un pastel hecho de harina orgánica y natural... Me gusta ir a escoger los ingredientes con los que cocino, porque al igual que los libros, nos llaman de acuerdo a nuestras vibras, tocarlos, olerlos, hablarles, agradecerles por nutrirnos y elevar nuestras chispas de Luz.
Pero lo que más me gusta, sin duda, es compartirlos, con mi hija, mi esposo, mis amigos y quien se deje... Como ustedes, por ejemplo, que si gustan, les dejo estos ricos camotitos horneados:
Ingredientes:
Camote (lo que gusten)
Canela en polvo (para espolvorear un par de veces)
Miel (al gusto)
Una pizca de sal de mar
1. Picar los camotes en tiras o cubos
2. Espolvorear canela y una pizca de sal
3. Hornear a 200 grados por unos 15 minutos
4. Remover y volver a espolvorear canela y una cucharadita de miel
5. Dejar hornear hasta que se suavicen (otros 15 minutos aprox)
Por cierto! Cuando salió la película basada en el libro, por supuesto que la vi y me emocioné. En tv, la veía cada que la encontraba, hasta hace poco que, se me hizo un tanto lenta...No, no era la peli...le di las gracias por todo lo aportado a mi vida.
Leí esa historia de Elizabeth Gilbert un par años antes de que saliera la película. Soy de las que piensan que los libros nos llaman, en respuesta a la vibración energética que irradiamos. Ningún libro llega a nuestras manos por casualidad y, menos aún, es consumido por nuestros ojos, mente y alma sin razón. Me lo prestó Sandy, mi amiga -y psicóloga desde antes de que se titulara como tal- y, no puedo negar que fue uno de los que me ayudaron a descubrir o recuperar el amor y respeto por la cocina y los alimentos. Así empecé dejar de comer como robot y hacerlo más por placer (aunque sin la consciencia deseada aún)
Sólo que con la comida no me fue suficiente... Rezar también tuvo su chiste, pero no como si recitáramos las tablas de multiplicar (esto ya será tema para otro post) y, amar, eso sí que fue lo que le dio la vuelta a la moneda de mi vida.
Gracias al amor pude crear. Hacer de mí una mejor persona, encontrar una maravillosa pareja y concebir a la más grande bendición de mi vida; apreciar a mis amigos, mi familia y todo lo bueno que existe alrededor (En verdad hay mucho de bueno todavía en este mundo). Por eso digo que ahora, mi vida cabe en una burbuja con cuatro verbos: Criar, crear, hornear y amar... aunque el orden de estos factores no altera el producto: UNA MUJER FELIZ (la mayor parte el tiempo jaja!)
Cuando me embaracé, empecé a leer mucho sobre crianza y elegí el apego respetuoso: todo un concepto que pretende fortalecer la cercanía, el vínculo o los lazos emocionales entre padres e hijos, que se generan mayormente durante los primeros años de vida del ser humano. Les dejo esta liga, por si les interesa (http://www.mamanatural.com.mx/2013/08/la-crianza-con-apego-o-crianza-respetuosa-que-es-y-como-se-practica/)
Llevo apenas 16 meses practicándola junto con la lactancia a libre demanda y sólo puedo decirles que amo ver a mi hija feliz, desarrollándose a su ritmo, sin presiones. Lo que me motiva a ser más creativa en todo momento y en todo lugar, por ejemplo, en mi cocina, donde la magia hace su presencia.
Me gusta cocinar, hornear... en general, preparar los alimentos que consumimos, porque son los transportadores de nuestra energía, nuestro combustible. Me gusta saber qué como y cómo está hecho. Desde los simples friijoles de la olla (con 12 horas de remojo que remueven su ácido fítico) hasta un pastel hecho de harina orgánica y natural... Me gusta ir a escoger los ingredientes con los que cocino, porque al igual que los libros, nos llaman de acuerdo a nuestras vibras, tocarlos, olerlos, hablarles, agradecerles por nutrirnos y elevar nuestras chispas de Luz.
Pero lo que más me gusta, sin duda, es compartirlos, con mi hija, mi esposo, mis amigos y quien se deje... Como ustedes, por ejemplo, que si gustan, les dejo estos ricos camotitos horneados:
Ingredientes:
Camote (lo que gusten)
Canela en polvo (para espolvorear un par de veces)
Miel (al gusto)
Una pizca de sal de mar
1. Picar los camotes en tiras o cubos
2. Espolvorear canela y una pizca de sal
3. Hornear a 200 grados por unos 15 minutos
4. Remover y volver a espolvorear canela y una cucharadita de miel
5. Dejar hornear hasta que se suavicen (otros 15 minutos aprox)
Por cierto! Cuando salió la película basada en el libro, por supuesto que la vi y me emocioné. En tv, la veía cada que la encontraba, hasta hace poco que, se me hizo un tanto lenta...No, no era la peli...le di las gracias por todo lo aportado a mi vida.
Ale, muchas felicidades, el cambio ha sido notorio. Un abrazo al motorcito de tu vida.
ResponderEliminarGracias! :)
EliminarFelicidades Amor!!
ResponderEliminarGracias y gracias tambien por tu apoyo :)
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