El enojo positivo y un panqué de plátano apasionado

"Yo no lloro, me depuro". 

Ayer me di una enojada de esas, buenas. No me pregunten por qué, pues sólo atinaría a culpar -en primera instancia- a mis hormonas y, luego, a que seguramente sentí que perdí el control de algo o en algo.



Y es que, como dice mi papá: "a mí no me gusta ser así", por eso me aplico tanto en mi "sombra" que a veces no sabe qué hacer y termina buscando la salida de emergencia.

¿Qué hacen ustedes cuando se enojan? Me queda claro que hay quien se come sus emociones (yo casi siempre las horneo), otros las escriben (y publican), también quienes se las restriegan con limón sobre la herida y, por supuesto, los que las abrazan, las sienten y las dejan ir. Aspiro tanto a ser de estas últimas (y suspiro).

Definitivamente lo más liberador es abrirles la puerta (aunque sea de emergencia), en mi caso, llorando. Dicen que no hay nada que el agua no limpie, así que más que llorar, me depuro; pues luego me siento ligera y con más claridad para preguntarme ¿y por qué me enojé?. Cuestión importante

Buscando un por qué.

Todos sabemos que la ira o el enojo rara vez traen nada bueno, sobre todo física y emocionalmente. Es más, dudo que a alguien le guste enojarse y envejecer 3 mil veces más rápido que lo normal.


Como humanos, enojarse es hasta cierto punto una reacción natural (y muy primitiva). Su origen es el miedo, así que más que enojarnos, en realidad es que estamos asustados. Por eso es que tampoco es tan malo, pues si se sabe manejar, nos empuja a defendernos de algo o a transformarnos. Les sugiero este artículo de Ana Arizmendi, quien expone el tema desde un enfoque psicoemocional: El enojo y la salud

Ahora, desde el punto de vista espiritual, específicamente kabbalista, no hay ninguna emoción con más poder de eliminar la Luz, como lo hace el enojo. 


"El Zóhar explica que la diferencia entre el enojo y cualquier otra acción negativa es que, cuando una persona se enoja, interioriza la oscuridad. Si alguien pierde el control en momentos de enojo, esa persona ya no está conectada con la Luz. El Zóhar nos advierte incluso que no debemos hablarle a alguien que perdió los estribos por el enojo, si lo hacemos, es como si nos conectáramos directamente con el Lado Negativo, porque el enojo eliminó la Luz desde el interior de la persona".
Así es que - por favor- nunca vayan detrás de alguien enojado.

Pero como en Kabbalah nos enseñan que TODO es BUENO, les cuento cuál es la parte positiva: se vale enojarse, pero con nuestro ego, nuestra sombra; con el deseo de recibir para nosotros mismos, nuestras ideas o pensamientos egoístas. El pleito nunca es con los demás. Además, conviene considerar que hay días o factores que luego no ayudan (ciclos lunares, hormonas, estado de salud, etc). Influyen, pero no son causa.

Por eso, antes de soltar demonios por mi boca hacia los demás, me doy espacio de ver qué hay detrás de mi enojo aparentemente provocado por alguien o algo más. A veces no encuentro la respuesta tan fácil (y culpo a mis hormonas), pero por lo menos, evito la cruda moral o el tener que disculparme por ofender o lastimar a los demás. Al final, el enojo pasa, y trato de que no haya damnificados (especialmente pareja e hijos).

La receta de la semana

Para aminorar esos momentos de ira, les comparto esta rica receta que adapté de otra bloguera llamada Claudia Brick: 

Panqué de platano apasionado 
(por aquéllo de la maracuyá o fruta de la pasión)



Sin gluten, sin lácteos y sin azúcar ni harina refinadas. Es una combinación que no había probado y para ser honesta, me encantó el sabor tropicaloso, aunque para la próxima quizá cuele la maracuyá (demasiadas semillitas para mi gusto). Pero aquí les va la receta: 

Ingredientes
1/3 taza de aceite de coco derretido
1/2 taza de miel de maple
2 huevos 
1 taza de plátanos machacados (2 grandecitos) + 1 extra para decorar
1/4 de taza de pulpa de maracuyá
1 cucharadita de bicarbonato de sodio
1 cucharadita de extracto de vainilla 
1/2 cucharadita de sal de mar molida
3/4 de taza de harina (yo usé trigo sarraceno para que fuera sin gluten, pero puedes usar de trigo o espelta)
3/4 de taza de harina de almendra
3/4 de taza de coco rallado sin azúcar (deshidratado)
2,cucharadas de azúcar de coco para espolvorear encima de los plátanos (opcional)

Cómo hacer: 

Precalienta horno a 160°C
Engrasa molde de panqué o rosca chica

Mezcla el aceite de coco y la miel.
Agrega el puré de plátano y la maracuyá. Con batidor globo, mezcla hasta que se integren.

Añade el bicarbonato de sodio, la vainilla y sal. Mezcla.

Vierte la mezcla de harinas cernidas y coco. Mezcla ligeramente con espátula, hasta que todo quede bien integrado.

Coloca la mezcla en el molde preparado. Yo lo hice en rosca, pero si lo haces en molde de panqué, puedes colocar rebanadas transversales de plátano y espolvorear con azúcar de coco. Se ve muy lindo también.

Hornea por 45-50 minutos o hasta que un palillo insertado en el centro salga limpio.

Deja enfriar antes de desmoldar. Puedes decorar o servir con un poco se crema de avellanas y cacao.

Espero te guste (y no te molesten las semillitas del maracuyá).

Nos leemos pronto. 

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